Aquí una breve reseña histórica:
La historia cuenta que un 24 de septiembre de 1928, en la misma esquina en la que se juntaban, empezaron a ofrecer viajes a Caballito por 20 centavos y a Flores por 10.
Para volverlos más cómodos se amplió la capacidad de los coches que llevaban un pasajero junto al conductor y cuatro en la parte posterior del vehículo.
Debido a la gran repercusión que tuvo esta iniciativa surgió una segunda línea que llegaba a Plaza de Mayo.
Esta idea argentina se extendió a Uruguay, Paraguay, Brasil y progresivamente a diferentes ciudades de todo el mundo.
Con el paso del tiempo, el vehículo y su uso se fue modificando. Los colectivos se pintaron de colores alegres, se fileteaba en sus costados el nombre de su empresa, de cobrarse el boleto al descender se pasó a pagar al comienzo del recorrido y hoy, con unidades cada vez más modernas, el colectivo sigue andando por nuestras calles.
La historia cuenta que un 24 de septiembre de 1928, en la misma esquina en la que se juntaban, empezaron a ofrecer viajes a Caballito por 20 centavos y a Flores por 10.
Para volverlos más cómodos se amplió la capacidad de los coches que llevaban un pasajero junto al conductor y cuatro en la parte posterior del vehículo.
Debido a la gran repercusión que tuvo esta iniciativa surgió una segunda línea que llegaba a Plaza de Mayo.
Esta idea argentina se extendió a Uruguay, Paraguay, Brasil y progresivamente a diferentes ciudades de todo el mundo.
Con el paso del tiempo, el vehículo y su uso se fue modificando. Los colectivos se pintaron de colores alegres, se fileteaba en sus costados el nombre de su empresa, de cobrarse el boleto al descender se pasó a pagar al comienzo del recorrido y hoy, con unidades cada vez más modernas, el colectivo sigue andando por nuestras calles.
Fuente: Argentina.ar
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